“El amor es el arma de la victoria”. Ese es el lema con el que el pastor protestante Joao Bruno Putulukeso, de origen angoleño, trata de convencer a los ciudadanos de Finlandia de que voten por su partido. ¿El problema? Que dicho partido, “Verdaderos Finlandeses”, es una formación ultraderechista que tradicionalmente ha promovido el rechazo a la inmigración y la preservación de la pureza finlandesa.
Dado el perfil de su partido, ya son muchos los fineses que empiezan a referirse al religioso como “el Hitler negro”, una comparación a la que contribuye el bigote que luce Putulukeso, muy similar al del líder de la Alemania nazi. Pero su fichaje, de hecho, obedece a un intento de los Verdaderos Finlandeses de sacudirse la imagen de racismo, que ha ido en paralelo con su participación en un Gobierno de coalición (lo que obligó a su líder, Timo Soini, a expulsar a algunos de sus miembros más notoriamente extremistas). El partido fue la segunda fuerza política más votada en las elecciones de 2015, si bien su participación en el ejecutivo ha ido erosionando su popularidad.
Putulukeso concurrirá como candidato a las elecciones locales del próximo 9 de abril por Vaasa, una localidad del oeste del país. “Quiero que los inmigrantes entiendan que los Verdaderos Finlandeses no son enemigos de los inmigrantes. Los inmigrantes deben obedecer a la ley y las normas, y entonces pueden integrarse en paz”, ha declarado.
En su breve perfil, el candidato de color explica que quiere mejorar las condiciones de los estudiantes extranjeros y que sus prioridades son la familia y el medio ambiente. “La familia debe ser protegida, el matrimonio es cosa del hombre y la mujer”, asegura en línea con la postura oficial del partido ultraconservador, que en todo momento se opuso a la ley del matrimonio homosexual que la semana pasada entró en vigor en Finlandia.
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