En esta nueva era de la tecnología, dominada por la Internet, las redes sociales tienden a magnificar el ingenio popular y también las taxonomías, la clasificación de comportamientos bajo nuevas etiquetas, como el de Sapiosexual.
En este sentido, Sapiosexual es uno de los términos que ahora se ha puesto de moda para describir la atracción sexual por la inteligencia del otro.
Según el sociólogo de la Universidad Abierta de Cataluña, Francesc Núñez, buscar etiquetas para definir relaciones:
“No es una necesidad nueva, sino una necesidad humana y social de funcionar con estereotipos y prejuicios que nos orienten en la vida social.”
Para Núñez, el hecho de reconocerte en parte de uno de estos grupos o etiquetas:
“Tranquiliza la conciencia porque te orienta y, a la vez, reduce la complejidad en una sociedad de alto riesgo a consecuencia de la cantidad de opciones que hay y, por consecuente, la necesidad de buscar una identidad.”
El hecho de ser Sapiosexual no quiere decir que no tengas en cuenta otros parámetros como el físico o la personalidad del otro.
Según los sexólogos, hay más mujeres que se podrían definir como sapiosexuales que hombres.
“Los hombres y las mujeres tiene cerebros distintos y, mientras el sexo masculino se estimula más con la vista, el femenino necesita de otros estímulos”, asegura Emma Ribas.
La terapeuta sexual y de pareja Olga Gallardo cree que:
“Mayoritariamente las mujeres sienten una potente atracción hacia la inteligencia de los hombres, ya que los encuentran más resolutivos y, por lo tanto, con más capacidad para sobrevivir y tener recursos económicos, algo que les da más seguridad y protección”.
Otro elemento importante dentro de la tendencia sapiosexual es la inteligencia erótica. Esto tiene que ver con el aprovechamiento de la inteligencia y la conversación para estimular sexualmente el cerebro, como un “juego de dos mentes. La conversación se convierte en un juego sexual, les gusta la sorpresa o lo inesperado y dejan espacio entre ellos para que surja el deseo y se mantenga el misterio”, según Olga Gallardo.
Pero también tiene que ver con la exploración e interés en los distintos tipos de estimulación erótica. Después de todo, los genitales dependen en gran medida del cerebro y este es el principal órgano sexual, por encima de la piel e incluso de las zonas erógenas.